Esta es una técnica que podríamos inscribir dentro de las artes plásticas. En concreto en el área de grabado, aunque con reservas, pues se pueden sacar hasta cinco estampas, no más.
Sobre la misma base de metacrilato descrita en la entrada monotipo de acuarela , lijada levemente, lavada y seca, sin ningún otro tratamiento, pinto con témpera. En esta ocasión tengo la posibilidad de crear distintas texturas. Utilizando para ello pinceles de distintas durezas, objetos puntiagudos con los que dibujar sobre la témpera todavía húmeda, trapos con una trama suficiente para dejar marca, o cualquier cosa que se nos ocurra y con la que podamos presionar la base. Dejamos que la témpera se seque completamente. Una vez seca, le incorporamos tinta de grabado con un rodillo, pero solo una pasada que cubra toda la superficie del metacrilato. Posteriormente se mete el metacrilato debajo de un chorro fino de agua. Esto hace que en ciertas zonas salte la tinta que es al aceite y está sobre témpera que es al agua. No se debe abusar del lavado, pues perderíamos el dibujo. Se deja secar y se estampa sobre papel de grabado húmedo, con ayuda del tórculo. La estampa resultante es sorprendente, tiene apariencia de piedra. Se pueden sacar 3 ó 4 estampas cada una con una intensidad diferente. Si la primera sale oscura, se hace una segunda que saldrá mucho mejor. Se parece al falso grabado, pero el resultado es más llamativo y espectacular. Sobre el falso grabado hablaré en una próxima entrada. Y para finalizar me gustaría que si probáis la técnica y os sale algo chulo me lo enviéis a mi correo para que lo publique en el blog. Sería magnífico. Ala, a trabajar.
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